Condiciones para buena formulación de objetivos



Una de las características más típicas del ser humano, entre muchas otras, es la capacidad para establecer objetivos.

La definición de objetivo se entiende como: "fin o intento a que se dirige o encamina una acción u operación". Procede de la palabra objeto cuyo origen etimológico proviene del latín obiectus, conformado por el prefijo ob- (sobre, encima) y el verbo iacere (lanzar, poner), lo que analógicamente podría entenderse como "lanzar por encima de".

Sin embargo, para efectos de elaborar objetivos es siempre importante incorporar no sólo la finalidad de lo que se quiere alcanzar sino el punto de partida (o de "lanzamiento", si recurrimos a la etimología descrita) y cada uno de los procesos que se llevan a cabo para conseguirla.

En este sentido, una estrategia de buena formulación de objetivos la representa muy gráficamente el acróstico anglosajón S.M.A.R.T. como se describe a continuación.
  • S - Specific (Especifico)
  • M - Mesurable (Medible)
  • A - Attainable/Assignable (Realizable)
  • R - Realistic/Rewarding (Realista)
  • T - Timeable/Tangible (Tangible)
Lo anterior se puede extender más ampliamente con la visión que entrega Bob Bodenhamer desde el enfoque de la Programación Neuro-Lingüística (PNL) y que considera los elementos que se describen a continuación:
  1. Un objetivo debe formularse en términos positivos: dirigir el pensamiento y lenguaje hacia propósitos afirmativos, es decir, hacia lo que realmente se quiere alcanzar y no hacia aquello que se desea evitar. Suponiendo que nuestro objetivo es "viajar a Francia", no sería adecuado desearlo utilizando una negación lingüística, como sería afirmar "no querer viajar a España"
  2. Un objetivo debe expresarse en términos sensoriales: representarlo visual, auditiva y kinestésicamente. Por ejemplo, si una experiencia real nos resulta atractiva por determinados atributos que percibimos (color, el tamaño de las imagenes, sonidos, olores, etc.) podemos agregar esos elementos a nuestra representación imaginada sobre el objetivo, de forma que éste sea la manifestación o simulación de una experiencia real.
  3. Debe ser atractivo y fascinante: el objetivo debe "sacar" de la inercia y movilizar hacia la acción. Muy relacionado al punto anterior.
  4. Asegurar que el objetivo sea ecológico: en PNL el término "ecológico" se refiere principalmente a la capacidad que tiene una persona para abordar las consecuencias o externalidades positivas y negativas que representaría potencialmente la obtención de un objetivo. Plantearse un objetivo sin una adecuada ecología podría transformarlo en un propósito casi inalcanzable. Por ejemplo, si una persona se propone "bajar de peso" pero tiene limitaciones o conflictos internos acerca de los costos (económicos, afectivos, temporales, etc) implicados en su alcance.
  5. Debe ser iniciado y mantenido por quién asume el objetivo: más que referirse a los aspectos controlables o no controlables, dice relación con la postura o actitud que cada individuo asume ante cualquier evento; lo que en psicología se conoce como "locus de control". Es la diferencia entre asumir el papel de protagonista o víctima. Resumiendo: la importancia de hacerse responsable.
  6. El objetivo debe estar contextualizado adecuadamente: debe considerar el lugar y el momento, la forma en que se manifiesta, las personas que intervienen, etc.   
  7. Debe organizar el uso de los recursos: en PNL se entiende por recursos al conjunto de habilidades, opciones, modelos, herramientas, conocimientos, etc. necesarios para avanzar desde un estado actual hacia uno deseado. 
  8. Debe considerar un procedimiento de prueba o evidencia: es lo que se conoce como indicador de alcance. Se determina con hacer la pregunta ¿cómo sabré que habré logrado el objetivo?.

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